11 nov 2011

PLATÓN (XIII): La teoría ética de Platón / el hombre justo (1)


En la primera entrada dedicada a la sociedad ideal ya dejamos indicado que el camino a seguir sería: primero establecer qué es el "Estado justo" y así llegar a deducir la verdadera Idea de "Justicia", para después, por analogía con la teoría política, establecer qué es el "hombre justo" (siendo esto ya entrar en el terreno de la éti
ca).

Pues bien, ya vimos que la justicia en la sociedad ideal
consistía en que esta resultaba ser una sociedad ordenada en la que cada ciudadano ocupaba el lugar que tenía que ocupar, desempeñando la función para la cuál estaba preparado. La cuestión ahora es: ¿puede esta definición encajar en el hombre de alguna manera? Y la respuesta es sí. Platón establece una comparación entre la naturaleza del Estado y la naturaleza humana: del mismo modo que en el Estado encontramos tres clases sociales, encontramos en el hombre tres partes en las que se divide su alma: racional, irascible y concupiscible.

(NOTA: Platón deduce estas tres partes del alma humana reflexionando acerca de los "motores" de la voluntad humana. El hombre puede moverse en función de lo que dicte su razón (parte racional), su voluntad (parte irascible) o su instinto (parte concupiscible))

La parte racional del alma es la que está dedicada al acto de inteligir, pensar, y es la que nos acerca al conocimiento de las Ideas (verdadera sabiduría
) si está bien dirigida y se ubica en la cabeza. La parte irascible es la que representa la voluntad y el coraje humanos (la que nos acerca a las pasiones nobles, según Platón) y se situa en el pecho. Finalmente, la parte concupiscible es la parte apetitiva del hombre, la que nos acerca al deseo y los instintos (que también llama bajas pasiones el filósofo griego) y se encuentra localizada en el bajo vientre.



De nuevo el concepto de justicia se vinculará al orden, al equilibrio, y hombre bueno y justo será el hombre ordenado o equilibrado. El hombre justo, para Platón, es aquel en el que la parte racional, por ser la más elevada de todas (ya que es la que nos eleva hasta lo inteligible. Nótese nuevamente la conexión con la Teoría de las Ideas), gobierna sobre la irascible y concupiscible, del mismo modo que la sociedad justa era aquella en la que los gobernantes, por ser los más capacitados gracias a su sabiduría, gobernaban sobre guerreros y artesanos.

Esta teoría sobre la naturaleza tripartita del alma es expuesta por el filósofo ateniense en su famoso "mito del carro alado". En él se nos cuenta que el alma humana es como un carro tirado por dos caballos, uno blanco, bueno y obediente, y otro negro, malo y desobediente. El conductor del carro o auriga representa a la parte racional, el caballo blanco la parte irascible y el caballo negro la concupiscible. Este carro irá bien dirigido cuando su conductor (parte racional) domine y controle a los caballos que tiran del mismo (partes irascible y concupiscible).
Hay que ver este mito como una metáfora de la vida humana. Nuestra vida irá bien si nuestra racionalidad se impone a la irascibilidad y la concupiscencia, y mal si son cualquiera de estas las que nos dirigen. El hecho de que el carro sea alado resulta muy ilustrativo en este sentido: Las alas sirven para que el carro pueda elevarse y esta elevación representa el ascenso hacia el conocimiento que se produce cuando la razón pasa de lo sensible (aparente) a lo inteligible (verdadero). Dicha elevación solo es posible si la razón se impone a las pasiones (tanto las nobles, propias de la parte irascible, como las bajas, propias de la parte concupiscible) y es nuestra principal guía.

Un último apunte: hemos visto como por analogía con la teoría política se ha podido determinar cuál es la configuración del hombre ideal (aquel en el que su naturaleza racional domina a la irascible y concupiscible), pero si seguimos estableciendo analogías entre el campo ético y el político también observaremos conclusiones interesantes y muy fáciles de entender ¿Qué partes del alma destacarán en gobernantes, guerreros y artesanos? Pues en el caso de los gobernantes será la parte racional, en los guerreros la irascible y en los artesanos la concupiscible. Los gobernantes, como ya se dijo, debían ser los más sabios entre los ciudadanos, aquellos que en el proceso educativo demostraron mayor talento intelectual y, por tanto, una naturaleza eminentemente racional. En el caso de los guerreros, la educación sacaría a la luz su naturaleza predominantemente irascible que los convierte en los más aptos para el desempeño de sus funciones (ya que en ellos tienen que destacar el valor y el coraje). Finalmente, los artesanos, por ser los más apegados a lo sensible, tendrán una naturaleza primordialmente concupiscible y por ello estarán cercanos a lo material (en su vida y en el desempeño de sus funciones).



Vemos de nuevo como política, ética, antropología, teoría ontológica y del conocimiento se funden en un sistema filosófico totalmente interconectado. Es por esto que decía en la introducción de este autor que su teoría bien puede ser larga de explicar, pero en ningún caso compleja de entender ya que, como vemos, todo en última instancia vuelve siempre al mismo lugar: la Teoría de las Ideas.

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